My skin. my life
Soy consciente que la manera como vivo y me muevo en la montaña es distinta a como uno podría imaginarse.
Me gusta sentirme libre y ligero en ella para moverme ágil y con mayor facilidad sin que nada me moleste o me suponga un obstáculo. Además me permite sentir mejor el entorno que me rodea, el agua, la brisa, el calor o el frío. No obstante, sé que así a la vez me expongo sin protección a condiciones extremas para mí y para mi piel.
Condiciones que mi piel ya refleja porque tiene memoria.
Nuestra fuerza son nuestros pies, nuestras piernas, nuestro cuerpo y nuestra mente. Pero me he dado cuenta que aunque hasta ahora me preocupaba por mi dieta, mi descanso y mis entrenamientos no hacía lo mismo con mi piel, una de mis principales armas ante los elementos a los que la montaña me expone. Como consecuencia “con 27 años mi piel tiene detrás lo que me habría gustado que tuviera con cuarenta”.
Es por este motivo, que he tomado consciencia que para continuar disfrutando de mi pasión, la inclusión en mi rutina de una buena protección y el cuidado mi piel adaptados a mis necesidades son claves para conseguir mi máximo rendimiento.
Por eso, entre mis básicos he decidido incluir la fotoprotección para protegerme de los efectos nocivos de la radiación y una buena hidratación que asegure la recuperación de mi piel tras un día duro.
Una cima mal planificada o un ascenso a temperaturas extremas podrá ser un obstáculo para alcanzar mi sueño pero no puedo permitirme que una lesión en mi piel suponga un riesgo para mi salud y un límite para seguir disfrutando de cómo yo vivo la montaña.
Porque mi piel siente la montaña. Y la montaña es mi vida.
MY SKIN. MY LIFE.
Lee la historia completa en http://www.isdin.com/kilian-jornet-isdin
Puedes ver el vídeo en este enlace.